la mayoría de veces vivo en un cuaderno, a veces salgo a dibujar.
quisiera poder hablar y la mayoría de veces no me sale.

domingo, 24 de febrero de 2013

Bajan


Y es que es horrible no poder decirle NO.

Es llegar, ver el cartelito rojo y rogar que sea. Please.

Pero necesitás despegar. Hay que hacerlo. Cambiar, alejarte para –eventualmente- estar más cerca.
Los días enteros son pocos. Y no hay forma de pensar que esto no es sano. Dormir cuatro o cinco horas diarias ya no suena a disparate. Porque si soy... vos sos el Sol.
(despacio también podés ser…)
Así de necesario. Como un buen café o té a la mañana.



¿Y si no hay cartelito rojo? O peor aún: ¿si hay cartelito rojo, pero no el esperado? OH MY – Agarrate Catalina. La vertiginosa carrera que había corrido esa especie de gritito de victoria queda en medio de la garganta. Lo que hasta hace un momento era una felicidad incontrolable se desbanda, pero ya no en forma de alegría, sino en fastidio.
De repente todo lo que hiciste en el día no valió la pena.



Pero ¡no!

Pensar positivo. Excusar. Tal vez fue un día difícil. Tal vez. Por ahí. Quizá. 
La mente se llena de todos los condicionales posibles y empieza a salir humo de la cabeza de tantas probabilidades barajadas en sólo un minuto.
Abrir igual, ¿lo habrá leído? Esperar. No caer en la tentación. No ser taaan cargosa.


De repente tururúm. Emoción. Salta una ventanita. Y compartís conmigo un poco más de vos. Sé lo que cuesta. 
Acá es igual.
Y ahora sí… Ser feliz se nos es permitido.
-Adelante, tiene permiso para reírse (incluso a carcajada limpia, aunque quede como un idiota frente a toda su familia) y, si se atreve, a levantar los brazos en clara señal de triunfo.


Empezar una eterna charla que deseás que lo fuera, pero no: el Sol sale como todos los días, implacable. Hay que disfrutar entonces lo que la Luna nos ofrece en complicidad.
Llegar, incluso, a compartir el sueño a través de las pantallas.

Hastamañana.



Pero no quiero estar todoeltiempo. Es como agobiarme a mí misma, aunque jamás me digas nada. Odiaría que la cotidianeidad castre esto también. Debería intentar dejarlo.


Pero simplemente no puedo decir no.