no me sale escribir pensando, no puedo releer las cosas y creo que eso me hace mal, no sé.
necesito tantas cosas y ninguna, o tal vez dos o tres (sin azucar, por fav-bueno, mejor con una)
necesito salir de esto, esa cosa pegajosa y retorcida llamada TRABAJO.
pero necesito la guita, es así, entonces el trabajo se queda.
la puta madre, no hay forma de esquivarlo, verdad? imposible fingir muertes de un día, lesiones pasajeras, muertes de parientes lejanos... IMPOSIBLE, TRABAJÁ grita esa voz quejosa y mandona que gusta de sufrir y quejarse y mandar (ya casi la mato, lo juro, es solo una de las cabezas de la hidra, solo una y van) tomo el café, y tomo el té, y pienso pienso pienso, colectivo, el libro, la música, el sol que me arranca los últimos rastros de la cama de mi cara y me termina de despertar, entibiando la nariz fría de esperar en la ruta.
pasaron dos colectivos de larga distancia y los ví dejarnos atrás rápidamente, en su interior solo calidez. subí mi bufanda hasta casi los párpados, me tapé las orejas con el gorrito e intenté imaginarme sentada, viajando en ese colectivo a quién sabe dónde, tampoco importa, la cosa es descongelarse un poco y saber que alguien espera al final del recorrido, o aunque sea en casa, con una taza de té o café o chocolatada caliente.
pero no, porque todavía ni siquiera subí al colectivo que me lleva al trabajo, ni saludé al chofer, ni pasé la tarjeta, ni elegí mi asiento al sol, ni abrí el libro, ni puse música.
y lo peor de todo es que horas más tarde tampoco habrá alguien esperando.
pero no importa, porque como dice esa canción 'no me importa estar solo, porque ya estuve solo mucho antes' y si son sensibles, ponganle una 'x' al género y nos olvidamos que soy mujer y que debería decir 'sola' y blablabla con esas cosas que antes me preocupaban y me llenaban la cabeza y el tiempo y ahora tengo que ir a trabajar, la puta madre.
¿de qué hablábamos? ah, sí: el frío en la ruta. que zarpado todo, recién hace cinco días empezó el otoño y ya me congelo la nariz, decime si eso no es terrible. o hermoso. no sé, no recuerdo ya.
siempre me gustó el otoño, cuando saltaba entre hojas que hacían ruidito seco, y todo era amarillo-verde-naranja-rojo. no sé, me parece lindo, medio triste, medio romántico.
y pasa otro colectivo de larga distancia. 'vienen de balcarce', dice el pibe al lado mío, que ya debe haber notado mi desesperación por subirme a uno 'vienen de balcarce y terminan en la estación nueva'. en cualquier otro día y situación hubieran enmudecido completamente ante ese chico completando la postal con un rojo tomate en los chachetes, pero se me gastó la mudez y coloradez, o se movieron a otro lugar, no sé; la cosa es que apenas le sonreí como respuesta y volví a la pseudocalidez de mi bufanda.
subir, saludar, pagar, buscar y leer. y así llegar, cambiarse, trabajar, sonreír, cambiarse, subir, saludar, pagar, buscar y leer.
pensar, mucho.
dormir poco.
no quiero más
basta para mí y basta para todos