La música marca el inicio y final de todo, otra vez.
Ahora canta Morrissey y en lo único que puedo pensar es en que otra vez las únicas palabras escritas van a salir de mí.
Son las cuatro de la mañana y no puedo dormir. No puedo dormir porque entiendo que ya terminaron las noches de insomnio con tu nombre, de fumar en la oscuridad, de pensar, pensar, pensar y seguir pensando hasta que ya es de día y mi condena continúa al ser un zombie las horas que restan.
El té está hirviendo y aún así parece estar más frío que el aire afuera. Estoy sentada en la banqueta, mirando como el cielo se aclara, terminando este cuaderno que guarda algunos juegos nuestros, algunos secretos, algunas puntas de Doctor Who y algunos dibujos.
Me acuerdo cuando lo diseñaste y creímos que las cientoypico de hojas no alcanzarían y ahora tal vez sobre una carilla.
Me acuerdo de todo esos días con el sueño alterado, conviviendo con tu no-presencia.
Me acuerdo de esas 'citas' pautadas para ver al Doctor y TARDIS. Me acuerdo de esas veces que nos veíamos jugar al FIFA y nos reíamos de mi play chipeada que nos impedía jugar juntos.
Me acuerdo de la música, las guitarras, los libros y nuestras traducciones. Me acuerdo de casi todo, porque eso es lo que hago siempre: recordar y pensar.
No sé por qué te cuento estas cosas, ni por qué te escribo, ya que esta vez no contarás con tu traductora oficial; pero lo sigo haciendo.
Esta vez no voy a intentar nada, y espero que vos tampoco: por primera vez te digo que no.
Estarías orgulloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario