la mayoría de veces vivo en un cuaderno, a veces salgo a dibujar.
quisiera poder hablar y la mayoría de veces no me sale.

martes, 27 de mayo de 2014

dig a pony


Por esta canción conocí a S. O algo así. Digamos que fue un reencuentro.

En realidad nos conocimos una noche en Omegle con dos gustos en común: 4chan y los Bitles. Charlamos hasta altas horas del mediodía como corresponde con todo desconocido y después de pensar y repensar nos pasamos los usuarios de skype y nos despedimos.
Al otro día (o ese día más tarde) entré a un foro en el cual participaba donde discutíamos idioteces en general y sobre música en particular. Uno de los 'pibes' puso como centro de la charla este tema y se armó un hermoso quilombo de interpretaciones varias. Yo me mantenía al margen porque no tenía ganas de pelear ese día pero los observaba atenta.
La mayoría apoyaba la versión de un Lennon diciendo que en realidad eran palabras sueltas que a veces quedaba bien y a veces no. Los otros encontraron el significado a cada una de los versos, algunas interpretaciones más que apretadas. No creo tener que agregar que en ese foro la adulta responsable era yo con 19 años así que las peleas eran más bien frecuentes y poco argumentativas.
En eso estaba cuando un pibe insulta a ambos bandos, los acusa de 'pobres descerebrados' y alega tener LA interpretación de la canción.
Dicha soberbia no pudo llamar más mi atención y comenzamos a discutir sobre quien era el más cuadrado de los dos hasta que nos obligaron a exponer nuestras interpretaciones.
Él dijo que era un poco de ambas, y era cierto. No recuerdo textualmente cómo lo dijo y perdí esos archivos hace un tiempo, pero básicamente 'Lennon tiró palabras sueltas, sí, pero el inconsciente nunca deja de funcionar y por lo tanto hay frases con un sentido definido a las cuales no hace falta más que leerlas para poder saber qué pretenden'.
O algo así, muy parecido y bastante más soberbio. Obvio que se lo hice notar y en parte la bronca era que ese pendejo soberbio tenía un poco de razón pero como siempre le dije, él (y los demás mosqueteros) vive en un jueves racionalista constante.



I dig a pony
Well you can celebrate anything you want
Yes you can celebrate anything you want
Ooh


I do a road hog
Well you can penetrate any place you go
Yes you can penetrate any place you go
I told you so 


All I want is you
Everything has got to be just like you want it to
Because-


I pick a moon dog
Well you can radiate everything you are
Yes you can radiate everything you are
Oh now


I roll a stoney
Well you can imitate everyone you know
Yes you can imitate everyone you know
I told you so 


All I want is you
Everything has got to be just like you want it to
Because-


I feel the wind blow
Well you can indicate everything you see
Yes you can indicate anything you see
Oh now


I load a lorry
Well you can syndicate any boat you row
Yeah you can syndicate any boat you row
I told you so 


All I want is you
Everything has got to be just like you want it to
Because-




A ver, el inconsciente no solo es matemática. ¿No es nosotros? sí, ¿no?
Entonces que en medio de todas esas palabras sueltas que eligen perros de la luna o enrollan piedras no puede ser casualidad que lo único que se quiera es a vos. No es azar, es un grito bien fuerte en medio de ese caos.
Lo único que quiero es a vos.
Todo tiene que ser como vos lo quieras
porque

No hay un por qué, no se necesita. Es claro, está ahí, en el medio de los sinsentidos querer es lo único que viene una y otra vez a nosotros.
Una y otra vez.


Algo así intenté explicarle en un inglés tan o más mediocre que el que esgrimo ahora.
Que baste decir que luego de algunos insultos logramos ponernos de acuerdo y charlar sobre cosas menos sensibles que las interpretaciones de canciones (tema áspero si los hay) y cuando decidimos que podíamos mantenernos en contacto fuera del foro me atraganté con el café cuando ví que era el mismo pibe de la noche anterior en Omegle. Era S.

Desde ese entonces somos amigos virtuales por correspondencia y debo decir que es de los mejores que he tenido y aún hoy en día, casi cuatro años después, seguimos siendo amigos.

Cada tanto recordamos las causalidades de ese día y siempre me pregunta entre risas si ya le entré a algún pony.

jamás le respondo.


afuera

quiero no estar nunca jamás y que todo deje de ser raro en mi cabeza.

angustia

es un nudo en el estómago?
son ganas de llorar?
es una mano que escribe no tan rápido como fluyen las cosas en el cerebro y no hay tiempo de esperarla así que solo podemos pensar y tal vez llorar?
no sé

son ganas increíbles de ser?
son ganas increíbles de ver?
son ganas increíbles de estar?
son ganas increíbles de creer?
no sé

quiero estar y llorar
y que esté todo bien pero esta angustia
que no sé si es
amenaza con sacarme esto y borrarlo
arrancarmelo, sacarte
y no quiero
no sé si puedo y lo peor es pensar
que vos querés

y podés.

lunes, 19 de mayo de 2014

tengo algo

No sé, creo que tengo miedo. Podría ser otra cosa pero estoy casi segura que es eso y la verdad no sería raro pero no sé.
Me la paso pensando que hago cosas de más (o de menos) pero de menos es peor porque me siento obligada a ser más demostrativa (cosa que en teoría quiero) y cuando lo hago me siento en offside y lo peor es que siempre supe que quedaría en offside. Tal vez es ese vicio de la profecía autocumplida y mi manía de volver raras las cosas intentando -justamente- todo lo contrario. No sé.
¿Queda mal si pregunto? Sí. Soy un ser molesto que pregunta cosas que todos ya parecen saber y parezco todos los días un poco más idiota.
¿Puedo preguntar igual? No. Bah, podría, pero 'offside' quedaría corto y ya lo sabemos.
¿Queda mal si extraño? ¿Qué clase de pregunta es esta? Mejor callate y seguí soñando en blanco y negro que ahí te va mejor.



me olvidé de contarte, soñé otra vez con vos. esta vez me tapabas los ojos para darme un regalo y de mi boca salía como un algodoncito que era rosa, creo que flashé los conejitos de Cortázar, pero bueno, en fin, nos reíamos y reías, me sonreías y yo medio que me derretía, me fundía de sentirme tan feliz denserio, y sacabas unas hojas y un paquetito, y me tapabas los ojos de vuelta y escuchaba tu sonrisa la escuchaba de verdad y la sentía porque apoyabas tu boca en mi cabeza mientras me decías que adivine qué había adentro del paquetito y yo solo quería decirte que no me importaba, que aunque no adivinara ya había ganado porque estabas ahí, tus manos sobre mis ojos y tu sonrisa en mi cabeza.

lunes, 12 de mayo de 2014

there is a light that never goes out

Mi primera experiencia real y auténtica con los Smiths fue a los 15 años más o menos. Un día cualquiera en el que decidí conscientemente escuchar un disco de ellos. El elegido fue The World Won’t Listen (pensamiento recurrente en mi cabeza para esos lentos 15 años) y obviamente fue amor a primera escuchada porque a esa edad los Smiths pueden ser lo mejor que te puede pasar: lo trágicamente hermoso en todas sus letras. El pesimismo pseudo-adolescente, el amor en cada una de sus formas, la belleza en lo horrible, el tedio de lo cotidiano, la vergüenza, las ganas de morir, todo: la perfecta banda para esos años y para todos los demás que le siguen.
Aún así, There is a Light That Never Goes Out me daba cosita. La música es casi alegre, festiva y en el estribillo parece gritar felicidad (alla Smiths, claro está) pero la letra habla de querer morirse atropellado por un colectivo de piso doble, seamos realistas.


Take me out tonight 
Where there's music and there's people 
And they're young and alive 
Driving in your car 
I never never want to go home 
Because I haven't got one 
Anymore 

Take me out tonight 
Because I want to see people and I 
Want to see life 
Driving in your car 
Oh, please don't drop me home 
Because it's not my home, it's their
Home, and I'm welcome no more 

And if a double-decker bus 
Crashes into us 
To die by your side 
Is such a heavenly way to die 
And if a ten-ton truck 
Kills the both of us 
To die by your side 
Well, the pleasure - the privilege is mine 

Take me out tonight 
Take me anywhere, I don't care 
I don't care, I don't care 
And in the darkened underpass 
I thought oh God, my chance has come at last
(But then a strange fear gripped me and I 
Just couldn't ask) 

Take me out tonight 
Oh, take me anywhere, I don't care 
I don't care, I don't care 
Driving in your car 
I never never want to go home 
Because I haven't got one, da
Oh, I haven't got one 

And if a double-decker bus 
Crashes into us 
To die by your side 
Is such a heavenly way to die 
And if a ten-ton truck 
Kills the both of us 
To die by your side 
Well, the pleasure - the privilege is mine 

Oh, there is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out 
There is a light and it never goes out...


Tal vez no supe interpretarla, o tal vez la interpreté tan correctamente que el miedo era a mi propia realidad y la voz de Morrissey una pastilla para salir de ese sueño.
Mi casa ya no era mi casa, el hogar no existía y la escapatoria solía ser un auto que venía al rescate. Un auto que me llevaba donde había gente, gente joven y viva, gente que bailaba y escuchaba música todo el día y yo no quería irme, no quería bajar del auto nuncajamásnunca. Pero había que volver, bajar y entrar.

Morir al lado de la persona que amaba no me convencía mucho, o al menos no de esa manera premeditada. Me resultaba (y resulta) difícil identificarme con esas ganas de arrastrar a alguien con la propia miserabilidad, no me parecía justo.
Al conductor del auto tal vez sí. 


El tiempo pasó y cada tanto recuerdo esas cosas que se me cruzaban, y las leo y quiero abrazarme aunque no me entienda esas ganas de querer a alguien aunque esté o haga mal. Supongo que forma parte de ese círculo vicioso del que todos somos parte alguna vez o no y solo generalizo por mí.

Si pudiera estar con mi yo de 16 años la abrazaría muy fuerte, le aconsejaría algunas cosas sobre mamá, otras sobre ese chico y le diría que la parte importante de la canción no es el estribillo con sus ganas de morir privilegiadamente de la mano con esa persona ni nada de eso, la parte importante de la canción es ese verso, ese coro que la voz de Morrissey repite como un arrullo, como un rezo infinito que se pierde entre las notas y luego en el silencio y que no por nada es el título.
Me diría ‘tranquila cronopia, there is a light that never goes out’.

martes, 6 de mayo de 2014

cómo

casi siempre soy optimista y confío en las cosas y el porvenir, el problema son los casi nunca ocultos en la sombra de los casi siempre. se sienten terribles.
será porque esos casi siempre no son tan fuertes como los casi nunca.
lo que sería otra forma de hipocresía.

domingo, 4 de mayo de 2014

dejame hacer lo que quiero

dejame, dejame hacer lo que quiero repite una y otra vez en mi oído como un mantra, como un ruego y una orden al mismo tiempo y no hay nada en mí que quiera negarse a su pedido. me dejo ir un poco bajo la calidez y presión de su piel contra la mía, las respiraciones entrecortadas y aceleradas como luchando pero en una lucha que es espera y entrega al mismo tiempo. no hay poder de uno sobre el otro, no es dominación: ambos reclamamos lo que es nuestro y de los dos. 

dejame, dejame hacer lo que quiero vuelve a repetir y esta vez parece que se lo dijera a sí mismo pero mirándome a los ojos, llenando los pocos vacíos que pudiera haber entre los dos. yo no ofrezco resistencia alguna ni quiero, no me interesa. quiero que haga lo que quiera. quiero que esté ahí como está ahora, reclamando para sí ese último lugar donde todo es un mundo de sábanas, brazos, sueños y piernas enredadas. quiero que haga lo que quiera porque es lo que queremos los dos; queremos hacer lo que queremos y queremos mucho.

dejame, dejame hacer lo que quiero y esta vez sus palabras salen ahogadas contra mi cuello. estamos estamos estamos haciendo lo que queremos y está bien pero no es necesario decirlo, se lo ve, se lo siente. las sombras empiezan a tomar color y todo está bien. todo es correcto y somos plenos y después de un diálogo entre bocas mudas y ojos que se cierran llega el sueño y el despertar en el mundo real, que no parece mundo y es menos real que eso.



Y los pensamientos están ahí, girando en la cabeza durante tanto tiempo que son producto primario de sueños en blanco y negro con sombras a color.

[silencio]

Hay veces en las que simplemente no hay nada que decir, y ese es el problema: hay algo, no hay nada. Qué se debe hacer en momentos así escapa de mí; por lo general se dice nada porque el silencio es un gran amigo. Se debe rogar entonces que el otro acepte y entienda, y que tal vez incluso sea amigo y acompañante suyo.
El silencio es y fue un compañero casi corpóreo en mi vida. De chica me encerraba en la pieza a leer durante horas, o dibujaba tirada en el piso. Años más tarde eso no cambiaría demasiado pero se le había agregado el vicio de escribir cosas en cualquiera fuera el papelito que se cruzara. Años después estuvo ese fin de semana en el que no pronuncié palabra alguna casi sin darme cuenta, dialogando en silencio conmigo misma, el frío, el café y la brillante presencia de la pantalla de la computadora que me otorgaba la facilidad de sumergirme en varios mundos y ninguno a la vez.
No fueron días de provecho, simplemente fueron días silenciosos. No avancé en nada, no repensé grandes problemas, no solucioné traumas, no modifiqué hábitos destructivos: simplemente estuve callada porque estaba sola y no quería estar de otra forma. No salí de compras jugando a la economía de guerra con la comida que había y agradeciendo esa costumbre horrible que tenía de guardar atados con uno o dos cigarrillos sueltos dentro por toda la casa. No atendí llamadas, no contesté mensajes, no atendí el portero. Tampoco lo hice adrede: primero simplemente no tenía ganas de leer un mensaje, después me daba fiaca levantarme y atender y así con todo. Pequeñas decisiones que iban formando una mucho más grande sin que yo lo notara hasta mucho más tarde. Tres días así. ¿Qué pasó? Nada. El mundo siguió igual. Como siempre.
Y yo también.
El lunes a la tardecita, primer día oficial de esas vacaciones de invierno, salí a caminar un rato y comprar cosas. Caminé por la avenida metiendo la cabeza dentro de la bufanda, puteándome por olvidar los guantes en casa, las manos desnudas y congeladas dentro de los bolsillos del tapado, las zapatillas de lona mojadas por ir distraída y pisar esa baldosa floja que siempre olvidaba esquivar. Cuando finalmente llegué al kiosko y me disponía a pedir los cigarrillos me di cuenta (ahí ahí en ese momento) que no había hablado en todos esos días y que tenía que preparar la garganta, silenciada durante todas esas horas para decir ‘Dos Gitanés, por favor’. Paré, me quedé clavada en el piso, a un paso de la ventanita llena de stickers de caramelos, jugos y helados, el dedo a centímetros del timbre.
No podía ser, no. Imposible. ¿Realmente no había hablado todos esos días? Pensé, intenté recordar ¿me habían llamado por teléfono? Sí. ¿Había atendido? Creía que no. Lo mismo con los timbrazos al portero eléctrico o el tururú ese de Skype. Nada, ni una sola palabra.
Empecé a desesperarme, de repente era totalmente necesario haber hablado aunque sea sola, la idea de no haberlo hecho me perturbaba a sobremanera, y más aún la sola idea de romper ese silencio de tres días para pedirle al kioskero del barrio dos atados de cigarrillos. Me parecía horrible, la sensación era pesada. El silencio me había acompañado todos esos días y parecía ilegítimo regalarlo de manera tan burda.
Bajé la mano que estaba casi sobre el timbre, di media vuelta y corrí a casa.
Tenía un terrible tesoro, un tesoro muy pesado y no tenía con quién compartirlo.