Ayer fue el casamiento de Nerina.
La ceremonia estuvo hermosa, me reí muchísimo y sorpresivamente no me dolió la cabeza al entrar a la iglesia. El padre (no recuerdo su nombre) no paraba de hacer chistes sobre el lío en se estaban metiendo Neri y Fer al ser tan jóvenes y medio que me terminó cayendo bien.
Juanki fue el que más contento salió: estábamos sentados uno al lado del otro y cuando el cura tiró uno de sus chistes me miró y empezó a aplaudir, rogándome con los ojos que lo siguiera. Lo hice y en cinco segundos todos los que estaban ahí empezaron a aplaudir entre risas. Nadie notó que era la primera vez que mi amigo iniciaba un aplauso salvo yo, así que mientras aplaudíamos más fuerte que de costumbre (todavía me duele un poco la mano de tanto emocionarme) nos abrazamos en señal de triunfo. Uno de los nuestros lo había logrado. Los viejos de Ale (y Ale también, todavía no le habíamos contado) nos miraban con cara de quelespasaahoraaestoschicos. Nos contuvimos de hacer varias caras y señas a Alejo el Pendejo porque estábamos en la primera fila y no queríamos salir en los videos del casamiento de su hermana haciendo caruchas. Ganas no faltaban.
El resto fue normal, dieron el sí, aplaudimos, (no me animé a empezar un aplauso yo y me gané varios tirones de pelo de parte de Juanki por cagona) abrazamos a Neri y Fer, comentamos entre nosotros que jamás nos casaríamos (aunque después con unos vinos encima Juanki diría otra cosa) pero que estábamos de acuerdo en que a ellos esa ceremonia y celebración les quedaba bien. Después de tirarles arroz (un poco violentamente) esperamos como por una hora un taxi y al final nos terminó llevando mi vieja (con cara de orto, obvio).
Ya en el salón nos esperaba el Jiji que recién salía de trabajar. No te imaginás lo lindos que estaban los tres con sus trajes y corbatas y moños, completamente adorables. Ahí llegó también Gabi y fue casi automáticamente que Juanki y yo dejamos de estar cerca porque bueno, soy yo y sus novias me odian. Odio eso, sobre todo cuando me caen bien. Como Gabi.
Me sorprendí al ver que Ale no fue con Sofía, pero Cris fue con Jessica (LA MUY HIJA DE PUTA DE DIGNÓ A CONFESARME QUE 'ahora me caés bien, antes pensaba que eras la puta del grupo' Y NO LA MATÉ NO SÉ POR QUÉ) lo que significó un clima medio choto en nuestra mesa durante la comida porque digamos que no se la quiere mucho.
Tomamos UN MONTÓN y Donpe medio que se enojó pero vió que nos portábamos bien y desistió en su rol de padre de la novia (se descocó también, pero siempre con 'responsabilidad'). Esta vez le tocó a Candyman volcar vino en la mesa (EL MANTEL!) y el Jiji lo molestó tanto que Candy casi le pega una piña, cosas no.
Bailamos unas cumbianchas, tiramos tiritos, tocamos bajos invisibles como siempre y algún que otro tecladito compartido pero no muchos porque las chicas no entendían mucho qué hacíamos y no quería que piensen nada raro, así que bailé más con Luquita que con ellos en general.
Luca estaba precioso, el típico hermanito con su chalequito y peinadito, un amor. Me custodió toda la noche y bailó conmigo, negándose a 'prestarme' para bailar con nadie que no fueran los chicos o Donpe o una mujer. Gracias a dios existe Luca, porque el Colo estaba ahí y BASTANTE molesto.
Para la hora de la retirada Ale estaba enojado con su vieja y no quería hablar con nadie. Se había sentado en una silla en un rincón oscuro con los brazos cruzados y me hizo reír porque estaba tan en pedo que tenía cara de capricho. Obvio que fui a preguntarle qué había desatado el enojo (el por qué lo sabemos todos) pero no me dijo nada y empezó a revolear brazos y piernas y corrió para afuera, Donpe lo siguió y la paré a la vieja porque era lo último que tenía que pasar. Juanki estaba afuera despidiendose de Gabi, así que llegó a ver para donde corría Ale y lo seguimos. No sé cómo porque estabamos del orto, pero bueno.
Lo hicimos entrar de nuevo, se sentó y el quilombo empezó de parte del Jiji, obviamente recordando a sus viejos. Resumiendo, hubo otro monumento al abrazo pero de seis brazos porque Ale seguía encaprichado. Se quería ir.
Donpe me pidió por favor que acompañara a Alejo el pendejo (igual todos nos volvíamos juntos) y que lo llamara ante el menor problema, así que salimos los cuatro, pateando mientras amanecía por ese barrio que es un bardo.
Todo hubiera estado 'bien', si no fuera porque salió justo la vieja de Ale a hacer no sé qué. Cuando se le acercó, Ale empezó a llorar y a decirle que lo deje solo. Cuando intentó abrazarlo él empezó a soltarse a los manotazos, se 'sacó el saco', chaleco y corbata, los revoleó por cualquier lado y gritaba cosas que no entendíamos. En silencio levanté la ropa y fui a intentar calmarlo, pero medio que me empujó y cuando se dió cuenta que su mamá se había ido y solo estábamos sus amigos se aflojó y me pidió perdón. Esta vez el monumento al abrazo fue completo y cerramos el círculo. Al menos eso pensé.
Fue cuestión de caminar 3 cuadras para darme cuenta que ni Ale ni el Jiji estaban bien, y Juanki me miraba con carpa como consultando qué íbamos a hacer. No pude decirle nada porque la verdad es que ni yo lo sabía. Decidí optar por el silencio en el caso de Ale y un abrazo en el caso del Jiji. Caminamos, caminamos y caminamos, el sol me hacía mierda los ojos y Juanki me prestó sus lentes. Seguíamos en silencio cuando Ale habló. Nos preguntó si le dábamos la ropa, que él la quería llevar. Me acerqué y le dí las cosas que había levantado. 'Falta el chaleco, ¿dónde está?' No sabía, osea, lo había levantado, lo recordaba pero ahora no lo tenía. Se lo dije y se recontra calentó y empezó a gritar, o a gritarme mejor dicho. Me quedé congelada porque Ale jamás NUNCA JAMÁS me había siquiera levantado la voz. Miré a los chicos y ellos estaban igual de duros o más que yo. No pude evitarlo y me empezaron a lagrimear los ojos, no podía contenerme, es eso que me pasa. Y lo dijo. Sabiendo cuánto odio llorar adelante de alguien, sabiendo lo que significa eso para mí, lo dijo 'Ahh, ahora llorás, llorar no soluciona nada, dejá de hacerte la víctima porque no te va a funcionar nena'.
Contuve todo lo que le quería decir y empecé a caminar casi corriendo para el otro lado. Juanki me siguió pero no quería hablar con nadie así que corrí como una idiota. El Jiji le decía algo a Ale, quien me llamaba a los gritos pero no me dí vuelta y seguí corriendo. Antes de llegar a una avenida o algo me siguieron cuatro flacos y tuve que volver a correr, por suerte no tenía los zapatos puestos. Después un auto y justo aparecieron los chicos y se fue. Caminé rápido y ellos iban atrás, Ale pidiéndome que pare. Así todo el camino a su casa.
Cuando llegamos Juanki preparó té, nos sentamos los cuatro en la mesa redonda, pusimos los luises en el medio para juntar las reservas y uno a uno fuimos hablando de qué había pasado. Yo no quise hablar, y el que más se extendió fue el Jiji. Ale volvió a pedirme perdón adelante de todos y le dije que sí, que estaba bien.
Pero no sé, me sorprendió mucho lo hiriente que fue. Le ví en la cara que sabía que eso iba a lastimar, pero que al mismo tiempo no le importaba, que quería decirlo. Quería lastimar, quería.
Cuando decidimos acostarnos me tocó entre él y Juanki, y antes de dormirnos escuché que Ale murmuraba 'Yo también necesitaba un abrazo'.
Todo hubiera estado 'bien', si no fuera porque salió justo la vieja de Ale a hacer no sé qué. Cuando se le acercó, Ale empezó a llorar y a decirle que lo deje solo. Cuando intentó abrazarlo él empezó a soltarse a los manotazos, se 'sacó el saco', chaleco y corbata, los revoleó por cualquier lado y gritaba cosas que no entendíamos. En silencio levanté la ropa y fui a intentar calmarlo, pero medio que me empujó y cuando se dió cuenta que su mamá se había ido y solo estábamos sus amigos se aflojó y me pidió perdón. Esta vez el monumento al abrazo fue completo y cerramos el círculo. Al menos eso pensé.
Fue cuestión de caminar 3 cuadras para darme cuenta que ni Ale ni el Jiji estaban bien, y Juanki me miraba con carpa como consultando qué íbamos a hacer. No pude decirle nada porque la verdad es que ni yo lo sabía. Decidí optar por el silencio en el caso de Ale y un abrazo en el caso del Jiji. Caminamos, caminamos y caminamos, el sol me hacía mierda los ojos y Juanki me prestó sus lentes. Seguíamos en silencio cuando Ale habló. Nos preguntó si le dábamos la ropa, que él la quería llevar. Me acerqué y le dí las cosas que había levantado. 'Falta el chaleco, ¿dónde está?' No sabía, osea, lo había levantado, lo recordaba pero ahora no lo tenía. Se lo dije y se recontra calentó y empezó a gritar, o a gritarme mejor dicho. Me quedé congelada porque Ale jamás NUNCA JAMÁS me había siquiera levantado la voz. Miré a los chicos y ellos estaban igual de duros o más que yo. No pude evitarlo y me empezaron a lagrimear los ojos, no podía contenerme, es eso que me pasa. Y lo dijo. Sabiendo cuánto odio llorar adelante de alguien, sabiendo lo que significa eso para mí, lo dijo 'Ahh, ahora llorás, llorar no soluciona nada, dejá de hacerte la víctima porque no te va a funcionar nena'.
Contuve todo lo que le quería decir y empecé a caminar casi corriendo para el otro lado. Juanki me siguió pero no quería hablar con nadie así que corrí como una idiota. El Jiji le decía algo a Ale, quien me llamaba a los gritos pero no me dí vuelta y seguí corriendo. Antes de llegar a una avenida o algo me siguieron cuatro flacos y tuve que volver a correr, por suerte no tenía los zapatos puestos. Después un auto y justo aparecieron los chicos y se fue. Caminé rápido y ellos iban atrás, Ale pidiéndome que pare. Así todo el camino a su casa.
Cuando llegamos Juanki preparó té, nos sentamos los cuatro en la mesa redonda, pusimos los luises en el medio para juntar las reservas y uno a uno fuimos hablando de qué había pasado. Yo no quise hablar, y el que más se extendió fue el Jiji. Ale volvió a pedirme perdón adelante de todos y le dije que sí, que estaba bien.
Pero no sé, me sorprendió mucho lo hiriente que fue. Le ví en la cara que sabía que eso iba a lastimar, pero que al mismo tiempo no le importaba, que quería decirlo. Quería lastimar, quería.
Cuando decidimos acostarnos me tocó entre él y Juanki, y antes de dormirnos escuché que Ale murmuraba 'Yo también necesitaba un abrazo'.
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